Asistir a clases, tanto por parte del docente como del alumno, es un requisito básico para logar un aprendizaje eficaz, incluso en los casos de educación a distancia, donde se necesita que ambas partes del proceso educativo tengan un vínculo permanente.
Por supuesto, existen circunstancias graves, que impiden asistir a clases. En el caso de los docentes puede remediarse con maestros suplentes, aunque esto también posee un impacto negativo ya que cada educador tiene diferente personalidad y usa otras estrategias de enseñanza lo que puede confundir al alumno, además de incrementar el costo laboral.
En los educandos, aprender copiando las tareas de sus compañeros, les impide escuchar las explicaciones que se dan en clase, participar en debates y experiencias, poder preguntar e interactuar con sus pares en tareas grupales, practicar la escucha activa, la lectura, etcétera.
Hay casos en que el problema de salud es grave y por supuesto, restablecerla es la prioridad, pero muchas veces tanto docentes como alumnos no asisten a clases cuando podrían organizar de otro modo sus actividades permitiéndose hacer todo a diferente tiempo, por ejemplo cuando se falta por tener que ir al médico, cuando puede programarse el turno en otro horario o simplemente se falta por carecer de motivación.
Recuperar el tiempo de ausencia no es nada fácil, y requiere de un esfuerzo mucho mayor, ya que el alumno, sobre todo cuando es pequeño, carece de autonomía para aprender y necesita una guía u orientación didáctica.
Es verdad también que estar en el salón de clases no es una garantía de que se aprenda, ya que si el docente no se preocupa por guiar a los alumnos en su proceso y/o los educandos están físicamente presentes pero mentalmente ausentes, pensando en otra cosa o haciendo otras actividades (conversando, molestando o usando su teléfono celular), también será un tiempo perdido; pero si combinamos presencia con responsabilidad, atención y compromiso, no cabe duda de que el resultado será exitoso.
Habilidades para gestionar tu tiempo y tus tareas
Aunque la formación básica en esta labor tan ambiciosa debería partir de la escuela, desde la primera entrada por la puerta, lo cierto es que, como decimos, se trata de una serie de habilidades de adquisición compleja y muy personalizada: tanto que, por muchos esfuerzos que otras personas hagan por ayudarte, quien mejor puede "enseñarse" a gestionar el tiempo es, ni más ni menos, TÚ.
Cada persona es diferente: cada cual tiene su umbral de concentración, su capacidad de esfuerzo (que se aprende, sí, pero con la práctica...tras años y años de práctica), sus condiciones de vida peculariares (tiempo disponible de descanso y recuperación, por ejemplo) y otras particularidades, como la memoria de cada cual o los gustos, que pueden influir mucho en la capacidad de dedicación a unas tareas y a otras. Por eso, la primera cosa que debes hacer es conocerte: poniendo en práctica técnicas más o menos standard y personalizándolas, adaptándolas, según te funcionen, mejorándolas y ajustándolas a ti. Lo cierto es que una gestión eficaz de las tareas te asegurará, por ejemplo, más tiempo libre y menor estrés.
"Llevarte bien" con tu profesor significa tener una forma de comunicarse que les funcione a ambos y que les permita obtener lo que necesitan de la relación. Desde el punto de vista de tu profesor, él querrá estar seguro de que tú le prestas atención, eres educado y respetuoso con él y te esfuerzas por aprenderte lo que te enseña. Desde tu punto de vista, tú quieres que tu profesor te respete, responda a tus dudas y preguntas e intente ayudarte en tu proceso de aprendizaje.
En todos los colegios y centros de enseñanza los niños dicen que determinados profesores son muy malhumorados o muy duros, pero no juzgues a un profesor hasta que estés en su clase y veas cómo se comporta con tus propios ojos.
La mayoría de las veces, tus profesores estarán de tu lado. Y un profesor que tiene fama de duro puede ser sencillamente una persona que se toma muy en serio su profesión -enseñarte la asignatura que se supone has de aprender. También es importante recordar que cometer errores forma parte del proceso de aprendizaje. Identificando tus errores y ayudándote a corregirlos, tu profesor te está enseñando.