En muchas ocasiones, en lugar de establecer y mantener comunidades escolares que honren las diferencias, se vive la diversidad como un problema y los centros escolares no dan acogida a niños que presentan algún tipo de problema. Entre las variables de discriminación se encuentra la de niños con necesidades educativas especiales (nee), asociadas tanto a discapacidad como a sobredotación. La integración escolar de niños con algún tipo de discapacidad era, no hace mucho tiempo atrás, un proceso que se daba naturalmente. Con el correr del tiempo, los niños discapacitados han sido enviados a escuelas especiales, haciendo de su discapacidad un rasgo que resalte más que sus capacidades. Así, la discapacidad se ha convertido en un factor excluyente en materia de educación. Niños con algun tipo de trastorno de atención, por ejemplo, han sido catalogados como alumnos perturbadores, y sus padres han debido buscar una alternativa que les brinde educación.
Un compromiso
A menudo nos enteramos de la situación de padres que enfrentan el dilema de cómo integrar a sus hijos con necesidades educativas especiales (nee) a la comunidad educativa ordinaria, leemos artículos periodísticos sobre el peregrinaje familiar en búsqueda de escuelas que acepten niños con nee, somos testigos de casos de discriminación infantil. Para que esto no suceda, es importante que como padres: Desde la escuela, analicemos la forma en que ésta interactúa con lo que nuestros hijos aportan. Propiciemos, junto con los profesores en las aulas, una educación menos selectiva; que apueste a resaltar las competencias propias de cada niño y que rechace la segregación y el aislamiento de niños con discapacidades. Desde los hogares, contribuyamos a crear un clima de respeto hacia las diferencias, de solidaridad y convivencia. Las discusiones abiertas, en cada casa, acerca del prejuicio, los estereotipos y la exclusión tienen el potencial de arribar, entre toda la familia, a conclusiones tales como:
-No juzguemos a la gente por su apariencia. -Busquemos rasgos en común.
Asimismo, debemos propiciar en nuestros hijos la conciencia de sus derechos. Cada niño debe conocer su derecho a ser incluido, valorado y respetado por quién es, en un mundo cada vez más diverso y plural.